¿Quieres conocerme mejor?
Mi nombre es Ana Belén Blázquez, Tricóloga Holística especializada en Ayurveda, con más de 25 años de experiencia.
Mi camino en la Tricología comenzó en un momento de éxito personal, pero con una sensación de vacío profundo. Todo cambió cuando una amiga cercana fue diagnosticada con cáncer. Vi cómo su mundo se desmoronaba cuando el médico le anunció que perdería su cabello. Su dolor me impactó de tal manera que decidí investigar sobre lo que estaba sucediendo en su cabello y la explosión de emociones que aquello generaba.
Así, comencé a estudiar Tricología, una ciencia que, en ese entonces, no era muy conocida y que se especializa en entender los problemas del cabello. Tras años de estudio y trabajo, me atreví a emprender y monté el primer centro especializado en problemas capilares, con una unidad dedicada a la estética oncológica. Ayudar a mis clientes a encontrar soluciones me llenaba de satisfacción, pero pronto me di cuenta de que algo faltaba. La parte física no lo era todo; había un componente emocional y espiritual que también necesitaba ser tratado.
En mi búsqueda, y a través de muchas «casualidades» que la vida me puso en el camino, descubrí la medicina Ayurveda, una filosofía que me apasiona profundamente. Comencé a integrar estos conceptos en mi práctica y, con el tiempo, desarrollé mi propio método de trabajo.
A lo largo de los años, me di cuenta de que no podía llegar a todas las personas que necesitaban mi ayuda. En medio de este proceso, la vida me frenó con la pérdida de tres pilares fundamentales: mi abuelo sabio, mi abuela fuerte y cuidadora, y, de forma inesperada, mi padre. A través de su partida, comprendí que me había dejado un legado de amor inmenso y una lección: aún no había dado lo mejor de mí al mundo.
Con esa enseñanza en mente, decidí que el conocimiento no compartido es egoísmo. Mi misión ahora es formar al mayor número de personas posibles para que, como yo, puedan ayudar a otros a recuperar su confianza y autoestima a través del cuidado capilar.
Mi camino en la Tricología comenzó en un momento de éxito personal, pero con una sensación de vacío profundo. Todo cambió cuando una amiga cercana fue diagnosticada con cáncer. Vi cómo su mundo se desmoronaba cuando el médico le anunció que perdería su cabello. Su dolor me impactó de tal manera que decidí investigar sobre lo que estaba sucediendo en su cabello y la explosión de emociones que aquello generaba.
Así, comencé a estudiar Tricología, una ciencia que, en ese entonces, no era muy conocida y que se especializa en entender los problemas del cabello. Tras años de estudio y trabajo, me atreví a emprender y monté el primer centro especializado en problemas capilares, con una unidad dedicada a la estética oncológica. Ayudar a mis clientes a encontrar soluciones me llenaba de satisfacción, pero pronto me di cuenta de que algo faltaba. La parte física no lo era todo; había un componente emocional y espiritual que también necesitaba ser tratado.
En mi búsqueda, y a través de muchas «casualidades» que la vida me puso en el camino, descubrí la medicina Ayurveda, una filosofía que me apasiona profundamente. Comencé a integrar estos conceptos en mi práctica y, con el tiempo, desarrollé mi propio método de trabajo.
A lo largo de los años, me di cuenta de que no podía llegar a todas las personas que necesitaban mi ayuda. En medio de este proceso, la vida me frenó con la pérdida de tres pilares fundamentales: mi abuelo sabio, mi abuela fuerte y cuidadora, y, de forma inesperada, mi padre. A través de su partida, comprendí que me había dejado un legado de amor inmenso y una lección: aún no había dado lo mejor de mí al mundo.
Con esa enseñanza en mente, decidí que el conocimiento no compartido es egoísmo. Mi misión ahora es formar al mayor número de personas posibles para que, como yo, puedan ayudar a otros a recuperar su confianza y autoestima a través del cuidado capilar.